¿Y si toda iglesia equipara para comprometer el TRABAJO día a día con la plenitud del EVANGELIO que lleva al florecimiento de sus CIUDADES?
¿Qué pasaría si cada cristiano sirviera a Dios con su vocación, su compromiso cívico, sus relaciones y su tiempo? ¿Qué pasaría si realmente entendiera el llamado de Dios para ser la iglesia en todos los aspectos de su vida, trabajando en todos los segmentos de la sociedad?